martes, 29 de septiembre de 2015

Bienvenido a bordo

En este blog recogemos lo más interesante de un viaje en barco a través de las islas jónicas de Lefkada, Meganisi, Ítaca, Cefalonia, Atokos y Kálamos. Podrás obtener alguna información útil de cómo organizar el viaje, consejos, preparativos, costes y si tienes interés, un relato a modo de diario del viaje. Hemos organizado la información por entradas de tal manera que te sea más sencillo navegar por la página. Escoge la etiqueta que quieras para ver los contenidos. El archivo del blog es el que sigue:

1).- Información general y preparativos
  • La idea de navegar por el Jónico
  • Las islas jónicas
  • Volar al Jónico desde España
  • Una maleta para navegar
  • Alquilar un coche en Grecia
  • Hoteles, apartamentos... Pasar una noche en Lefkada
  • Comunicaciones móviles
2).- Navegación
  • Elegir charter en Grecia
  • Fechas, agencia de charter, barco, derroteros, cartas...
  • Meteorología en las islas Jónicas
  • Fondeos y atraques en las Islas Griegas
  • Atravesar el canal de Lefkada
3).- El viaje jornada a jornada
  • Día 1: una jornada de transporte
  • Día 2: toma de contacto
  • Día 3: explorando el entorno de la Gran Isla
  • Día 4: de Meganisi a Ítaca
  • Día 5: rodeando Ítaca hacia Cefalonia
  • Día 6: hacia el este. De Fiscardo a Kálamos
  • Día 7: vuelta a Meganisi
  • Día 8: vuelta a Lefkada 
Este blog se terminó de escribir en septiembre del 2015. Todas la información contenida está referida a el mes de junio de 2014. La situación y precios en Grecia pueden haber cambiado, sobre todo si tenemos en cuenta los acontecimientos económicos que atravesó Grecia en 2015. Toma la información de navegación como eso, una información más. No dejes nunca de tomar todas las precauciones que la práctica de esta actividad necesita. La información aquí contenida no es un derrotero aunque si te ayuda, nos daremos por satisfechos. Buen viaje.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

La idea de navegar por el Jónico

Islas griegas del Mar Jónico. Lefkas, Meganisi, Ithaka y Cefalonia
La idea de navegar por el Jónico surgió hace dos años, en el 2011 viajando hacia Atenas para realizar un viaje por el Egeo. No es que no conociésemos de su existencia ni que no hubiéramos oído hablar de las excelencias de esa zona de navegación, pero en ese momento, no se nos había pasado por la cabeza navegar por ahí.

Como navegante, me gusta la geografía. Por ello, una de las cosas que siempre hago cuando subo a un avión es sentarme al lado de la ventanilla y mirar abajo. Da igual la naturaleza del viaje. Invariablemente hago siempre el ejercicio de poner nombre a las cosas que veo, bien sean montañas, ciudades, islas o costas. Buscar en la memoria contornos de mapas y ver el mundo desde arriba me abre muchas veces perspectivas nuevas y la curiosidad de viajar a los sitios por los que sobrevuela el avión.

 Y haciendo este ejercicio, tuve mi primer contacto con el mar Jónico, tal como se ve en la fotografía. Observando ese grupo de islas quedé asombrado de la excelente zona de navegación que sería. Varias islas cerca unas de otras, muchos posibles fondeaderos, aguas de un azul profundo... En fin, todo lo que un navegante por placer puede imaginar. Esos contornos, esas islas, ese mar quedaron registrados en la memoria y quizá, en ese momento, el subconsciente ya empezó a preparar un viaje. Este blog cuenta la historia de ese viaje.

El Mar Jónico; tras las huellas de Ío.

 

Mar Jónico. Enciclopedia General del Mar
Mar Jónico: es un gran golfo que forma el Mediterraneo entre las costas de Sicila, Italia, Albania y Grecia. Tiene clima mediterráneo, y a 60 kmts de la costa ya se registran profundidades de 3.000 mts. Sus accidentes más destacables son el cabo Passaro al sur de Sicilia, el canal de Mesina, que lo comunica con el Tirreno, el cabo Spartivento, el golfo de Tarento, y el cabo de Santa Maria de Leuca, en la costa sur del tacón que forma la península itálica. Es en la parte oriental donde se encuentran las célebres isla jónicas de Cofú, Leucada, Ithaca, Cefalonia, Zante... y más hacia el este y detrás de ese grupo de islas nos encontramos con el golfo de Corinto o de Lepanto.

Eso es lo primero que conocí cuando comenzaron los preparativos conscientes del viaje. una referencia en una vieja enciclopedia de papel cuyas hojas ya amarillean. No esperaba otra cosa, pero ya nos dice Juan Luis Arsuaga en sus libros sobre la evolución humana que unas de las características que hizo al hombre convertirse en la especie dominante es su capacidad de dotar a las cosas inanimadas de características y nombres humanos. Esas cosas inanimadas así bautizadas se convierten en referencias que en el futuro fácilmente se usan por otros hombres que quizá nunca hayan estado allí. Así una peña se convierte en una cara, una montaña en una morada de los dioses, y esa referencia es lo que queda en la memoria distinguiendo peñas o montañas unas de otras y sirve para hacer de la naturaleza algo interpretable y cercano a lo humano. Y de paso, sobrevivir mejor al poder transmitir nociones que de lo contrarío no nos dirian mucho.

Y el Mar Jónico no se iba a quedar sin un origen mitológico, sobre todo en Grecia, tierra antigua y fecunda donde el mito alcanza sus cotas más altas. Ío y Zeus se amaron y fueron sorprendidos por la iracunda Hera, esposa de Zeus. Este, para salvar a Ío de la ira de Hera, la convirtió en una vaca blanquísima. Hera pidió a Zeus que le regalara este animal magnífico, pero Hera, astuta y quizá avezada de la argucia de Zeus puso a la vaca Ío bajo la atenta mirada de Argos, el gigante de los cien ojos... Hermes mató a Argos por orden de Zeus, y Hera, en venganza, envió un tábano gigante a perseguir y a picar a Ío que se vió obligada a huir continuamente para evitar el tormento de Hera. Ío huyó hacia el este por mar, y en su huida quizá sin proponerselo, bautizó al Mar Jónico en su recuerdo. Un mar bautizado por alguien que huye... nada más apropiado para convertirlo en una geografía para la evasión. ¿Queda algo del mito en esas costas? Lo iremos viendo a lo largo del viaje, pero ya lo adelanto: creo que algo queda.

Las Islas Jónicas

Muchas islas forman este archipiélago. Seguramente, y dado lo limitado del tiempo del que se dispone en vacaciones, no se podrán visitar todas. La variedad es muy grande. Tenemos islas grande (Lefkada, Zante, Cefalonia, Corfú, etc.). Islas pequeñas (Ítaca, Meganisi de caprichosas formas, etc...) Las hay habitadas (las más grandes), semi abandonadas (Kastos y Kálamos) e islas desiertas, como la pequeña Átokos.

Todas tienen un relieve prominente, con grandes montañas que surgen airosas del mar para recortarse en un horizonte brumoso que pone la atmósfera perfecta para un gran viaje. Y por lo general, todas son muy verdes, con bosques de pinos que llegan hasta la linea de costa. Esto ya nos habla de que a diferencia de las islas del Egeo central, barridas por el Meltemi y quemadas por el sol, aquí llueve con más frecuencia y el ambiente es más amable.

En cuanto a la navegación por ellas diremos que parecen haber sido diseñadas para la navegación deportiva. Paisaje, la cercanía entre ellas, la diversidad en cuanto a las densidades de población y un relieve sinuoso lleno de fondeaderos hacen de las islas un lugar ideal. Esto lógicamente, hará que te encuentres muchos barcos, puertos y calas llenas y alguna que otra aglomeración, especialmente en los sitios más pintorescos y vistosos.

En nuestro caso, la navegación se circunscribió prácticamente al "mar interior" que forman las islas de Lefkada, Cefalonia, Zante y el continente. Al ser una porción de mar cerrada, la navegación es muy cómoda y si el tiempo no se estropea el mar tiende a estar muy llano.

En el mapa de abajo puedes explorar la zona y comenzar a planificar un viaje. No hacer falta que sea por mar, aunque esto sería lo ideal, también las islas se pueden explorar por tierras y viajar entre ellas con ferrys que continuamente las comunican.


martes, 30 de diciembre de 2014

Volar al Jónico desde España

Avión de Aegean que nos llevaría de Madrid a Atenas
No es fácil desde España llegar al Jónico. Normalmente, Lefkada es el destino para iniciar una navegación por esta zona, especialmente si se viaja con un barco de chárter. Al final se llega, pero desde España es seguro que habrá que planificar un viaje algo más complicado que llegar en avión al sitio sin más. Y además merece ser preparado con esmero, puesto que se convertirá en un gasto importante y a tener muy en cuenta, ya que no será suficiente con un solo vuelo.

Quizá hicimos las cosas al revés. Teníamos claro el objetivo, volar al Jónico y tomar un barco. Reservamos el barco antes de tener planificado el viaje y luego planificar este se convirtió en una odisea (muy propio, por cierto, para un viaje que llegaría a Íthaca).Quizá antes de reservar el barco, sería una buena idea planificar el viaje, aunque el temor a quedarnos sin el barco elegido, nos hizo reservar sin mirar mucho la forma de llegar.

Creo que hay que tener varias cosas en cuenta a la hora de planificar el viaje hacia la zona. Aparte de no ser un destino muy buscado por los españoles lo que hace que no haya vuelos directos, tampoco los aeropuertos de la zona son aeropuertos con un gran tráfico (aunque ciertamente hay bastantes). Esto hace que los vuelos no suelan aparecer publicados hasta que se entra en el horario de verano (sobre finales de marzo), lo cual puede hacer que no encuentres vuelos y sin embargo a medida que nos adentramos en la primavera o el verano, veamos como van apareciendo, supongo que al ritmo de llenado de los vuelos chárter que llegan desde Europa Central. Por tanto, no hay que desesperar, al final los vuelos aparecen.

Pero lo que es seguro que no partirán ni de Madrid ni de Barcelona. Tendremos que movernos desde España a otro aeropuerto (nosotros siempre encontrábamos aeropuertos de Alemania) y de allí coger el vuelo que nos lleve o nos traiga.

Hicimos lo siguiente: para la ida, volamos de Madrid a Atenas, y allí alquilamos un coche en el que llegaríamos a Lefkada. De Atenas a Lefkada hay... cuatro horas y media y carreteras de todo tipo. No obstante, eso lejos de arredrarnos, lo convertimos en una forma más de conocer Grecia. La cruzaríamos de este a oeste, lo cual tuvo como se narra en otra parte del blog, algo de aventura.

Para la vuelta encotramos un vuelo que salía del aeropuerto de Aktion en Preveza, que es el más cercano a Lefkada. Eso sí, el vuelo salía de Preveza a Sttutgart, donde haríamos una escala de 35 minutos. De ahí a Palma de Mallorca y tras una escala de hora y media, saldríamos a Madrid. Como se ve un tío vivo de aviones y una tarde entera sobrevolando Europa. Ya se habrá observado que además hay que estar pendientes de las escalas y su duración, pues pueden eternizar el viaje.

Como información diremos que el aeropuerto más cercano a Lefkada es Aktión en la localidad de Preveza, que está a unos 30 Kmts. Otros aeropuertos cercanos son el de Argóstoli, el de Zakintos, el de Ionina y el de Patrás, aunque en todos estaremos obligados a coger un medio de transporte adicional. Por ello, la opción de Atenas más alquiler de coche, puede ser otra alternativa.

También barajamos la opción de volar a Brindisi en Italia y de allí partir en un ferri a la zona, pero descartamos la opción por que la distancia por mar es considerable y el destino de los barcos suele ser Corfú o Patrás, con lo cual no arreglábamos nada. Esto, recuerda, fue en el 2014, con lo que quizá la cosa pueda haber cambiado.

¿Cuanto nos costó esto? Para que tengas una idea.
   - Vuelo a Atenas. 184 €.
   - Vuelos de Preveza-Madrid. 284 €.
   - Alquiler de coche: 360 €. (Gasolina y peajes aparte)
Total por persona: unos 550 €. (precios de 2014)

Si tienes alguna experiencia o recomendación no dudes en dejarla como comentario, quizá pueda servir a otros viajeros.


lunes, 29 de diciembre de 2014

Una maleta para navegar

Recuerdo mi primer viaje a Ibiza desde la península. También lo hice en un barco de chárter y llevaba una tripulación de familiares y amigos. Era mi primer viaje a las islas, lejos de la costa donde navegamos habitualmente.

Buscando un sitio donde guadar los prismáticos encontré un armario muy cómodo que estaba en uno de los camarotes de popa. Cuando lo abrí vi que estaba ocupado por unas botas enormes con tachuelas de latón, muy apropiadas seguramente para ir caminando por Londres, pero que no salieron de ese pañol en todo el viaje. Eso sí, las paseamos durante una semana por el Mediterráneo...

Cuando se navega hay que hacer un esfuerzo para no llevar muchas cosas. Al final lo que más se utiliza son los trajes de baño y las camisetas, y como calzado algo cómodo será suficiente. Se completa con un par de pantalones largos y algo con manga por si refresca. Para evitar tentaciones de meter muchas cosas, yo me pongo un límite: una mochila que pueda meter en la cabina del avión. La verdad que no se necesita más, y si hay que comprar alguna cosa en destino, pues quizá valga más la pena que pasear muchas cosas inútilmente. Otra alternativa que nosotros utilizamos es que cada uno lleve su mochila y luego entre todos se lleva una bolsa común que se factura, y ahí se introducen cosas como libros, líquidos, etc. De esa manera todo será más cómodo y económico.

Si piensas que en una mochila caben pocas cosas, aquí te dejo un vídeo que muestra cómo hacer una maleta ¡para un mes! y que se lleva dentro de la cabina del avión. Además no lleves maletas rígidas, mucho mejor bolsas de deporte (a poder ser sin ruedas, para evitar la tentación de llevar equipaje de más).

La clave: no te compliques, haz la maleta y cuando hayas terminado de hacerla, saca la mitad de las cosas. No las vas a necesitar.  Recuerda que no encontrarás mucho sitio para colgar la ropa.



domingo, 28 de diciembre de 2014

Alquilar un coche en Grecia

No tiene secretos alquilar un coche en Grecia. Lo hicimos a través de internet, pero no obstante sí voy a dar unos cuantos consejos. Como hemos comentado, a la ida volamos a Atenas y de ahí cogimos un coche de alquiler hacia Lefkada. Esto ya es un inconveniente, pues la devolución del vehículo no se va ha hacer en la misma base, por lo que se suele cobrar un suplemento extra.

Por otra parte, hay que tener un poco de cuidado a la hora de seleccionar las ofertas que se ofrecen en la web. Muchas páginas te muestran unos precios realmente atractivos hasta que sigues avanzando en la contratación. Entonces ves que para un trayecto como el que nosotros hicimos empiezan los recargos, que si por no dejar el coche en la base, que si por kilómetro recorrido, etc... Al final el precio no es tan ventajoso.

Si contratas para un viaje de este tipo, es seguro que vais varios. Es muy frecuente que alguien de los que viaja trabaje en una empresa o pertenezca al algún club, asociación etc, que pueda tener un acuerdo con alguna empresa de alquiler de coches, así que esa persona es la que debería hacer la reserva. Si no lo sabes, no está de más que reviséis donde podéis encontrar un descuento, quizá nunca se te haya presentado la ocasión.

Otro consejo es siempre guardar el contrato que te entregan al alquilar el coche. Es importante y entre el trasiego, las prisas, las maletas, etc. es fácil perderlo y luego es más complicado hacer valer lo pactado. Esto nos ocurrió a nosotros. Habíamos contratado recoger el coche en el aeropuerto de Atenas y devolverlo en la oficina de la casa de alquiler en Lefkada. Al devolverlo al día siguiente en la oficina de Lefkada, nos dijeron que ellos no tenían noticia y que sería mejor que lleváramos el coche al aeropuerto de Preveza. No lo hicimos e insistimos, con la documentación en la mano, que debíamos dejarlo en Lefkada. Al final no pasó a mayores, pero no deja de ser una incomodidad.

En nuestro caso alquilamos el coche con Avis, pues era la que ofrecía un mejor precio. Además en ese momento tenían una promoción. Nos dieron un coche de una categoría mayor a la contratada y no hubo mayores contratiempos. Además en su web anunciaban el precio bastante ajustado, por lo que nos dio más confianza. Contratamos por 12 euros más una clausula de seguro a todo riesgo. El precio del alquiler fue de 361 €, gasolina a parte. (Precios 2014)

sábado, 27 de diciembre de 2014

Hoteles, apartamentos... pasar la noche en Lefkada

Una de las cosas que me parece conveniente hacer y que tambén hemos hecho en todas nuestras navegaciones, es tomarnos el inicio con un poco de calma. Con esto me refiero a que suelemos llegar un día antes de tomar el barco, con lo que esa noche dormimos en un hotel o apartamento. ¿Por qué? Pues la verdad que por ir con menos prisas. No nos gusta aterrizar y del aeropuerto coger el directamente el barco.Es ajetreado y económicamente tampoco se justifica.

Levantarse en la zona el mismo día que se coge el barco tiene sus ventajas. Primero ya estás allí y tienes todo localizado (donde está el puerto, supermercado para hacer la compra por la mañana mientras preparan el barco, etc.). Segundo: normalmente los puertos base suelen estar en poblaciones de cierto porte donde hay más posibilidades de encontrar de todo. Quizá en la travesía no vuelvas a encontrar un lugar donde aprovisionarte con tanta comodida (en este caso, muchos de los sitios donde paramos no hay ni una pequeña tienda)

Lo más cómodo sin duda es un alojamiento que esté cerca o incluso en el mismo puerto. En Lefkada hay un hotel en la misma marina, el Ianos Hotel, pero no pudimos ir allí por encontrarse completo. Es evidente que todos los que van a navegar tienen la misma idea, y por tanto, algo que se puede hacer si tenemos tiempo es reservar con suficiente antelación. El precio anunciado para una habitación en el mes de junio de 2014 era de 70 euros, pero no puedo dar ninguna referencia porque no llegamos a estar.

Una alternativa que puede ser razonable y que nosotros optamos por ella es alquilar un apartamento para pasar la primera noche. Es una buena opción porque por el precio de una habitación pudimos alquilar un apartamento para seis personas, con lo cual nos salió muy bien. Un apartamento no cuenta con los servicios de un hotel, pero eso incluso es una ventaja. Pudimos despertarnos a nuestro aire sin la "presión" de tener que abandonar la habitación antes de una hora determinada.

Apartamento en Lefkada
En nuestro caso nos decantamos por Lefkada Center Apartments, que están dentro del casco urbano de Lefkada, quizá una zona poco vistosa, pero a una distancia razonable de todos los sitios. Además contábamos aún con el coche de alquiler, con lo que el traslado de las compras y las maletas se hizo cómodamente. Los apartamentos están muy bien, con todos los servicios, aire acondicionado, sábanas y toallas, etc. La única precaución que habría que tener es llevar algo para los mosquitos (el apartamento tenía mosquiteras en las ventanas, pero cometimos la imprudencia de abrirlas al llegar) y si uno es muy exigente con el ruido, unos tapones para los oídos, pues al estar en el centro es inevitable escuchar la calle. Pero en definitiva, es un alojamiento muy recomendable. En cuanto a la reserva, todo se hizo a través de Internet sin mayores problemas. Recomendable.

A

 No obstante, si tienes otra recomendación o has optado por otro plan, cuentanos tu experiencia en forma de comentario.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Elegir charter en Grecia

La oferta de charter en Grecia es muy grande. En todas las zonas de navegación hay multitud de empresas que ofrecen en este servicio, desde las multinacionales del sector a empresas griegas especializadas en el una zona en concreto. Por internet se encuentra todo sin problemas, pero al ser el alquiler del barco la parte principal en la que no podemos permitirnos ningún fallo, la verdad es que no contratamos por internet, sino a través de un intermediario nacional de confianza (Aproache). Esto garantiza que al menos tienes el respaldo de un experto en estas lides, y aunque es lógicamente más caro al haber alguien más entre el propietario final y el cliente, por lo menos se minimiza algo más el riesgo. Además siempre puedes hablar directamente con alguien que conoce la zona, aporta consejos, sitios que visitar, etc. Este es el verdadero valor añadido que puede -y debe- dar un intermediario.

No obstante, cuando llegues a Grecia descubiras que además del intermediario con el que has contratado en España allí encuentras otros dos o tres entre el propietario y tú. Además durante el viaje recibiras numerosas peticiones de e-mail "para futuros viajes" por parte de encargados de marinas o propietarios de tal forma que puedas contactar directamente con ellos la próxima vez. Es simplemente una cuestión de confianza.

Por si tienes interes en ver qué ofrecen, te dejamos el siguiente enlace:

http://www.aproache.com/

También puedes contratar servicios con patrón si no sabes navegar pero no quieres renunciar a la experiencia de ir en barco de isla en isla.

Quizá tengas una experiencia interesante que compartir en este sentido.

Fechas, barco, cartas de navegación, derroteros..


Fechas

Para la realización de este crucero se escogió el mes de Junio, concretamente la semana que val del 7 al 14. 

Embarcación seleccionada.

Esta vez hemos escogido un yate a motor en lugar de un velero. Pensamos que nos daría mucha mayor autonomía y radio de acción, así como comodidad en la navegación y una mejora de la maniobrabilidad cuando encontremos algún puerto angosto. Cumplió con creces con todas estas espectativas.

La embarcación escogida fue una Janneau Prestige 32. Las características principales son:

  • Material: Fibra de vidrio 
  • Eslora: 10 mts.
  • Manga: 3,64 m
  • Calado: 0,93 m
  • Desplazamiento: 6700 Kg
  • Cabinas: 2
  • Literas: 6
  • Aseos: 1
  • Capacidad de agua: 250 L
  • Motor: 2 X 260 CV
  • Capacidad de combustible: 640 L 


Para tener una idea de cómo es el barco, os dejo un par de vídeos de barcos que están a la venta. El primer vídeo muestra el exterior:


Y este otro vídeo, muestra el interior:


Algunas consideraciones sobre nuestra esperiencia con este barco.

Las embarcaciones de motor tienen menos capacidad de estiba, pues aunque en apariencia son más anchas y voluminosas, gran parte del espacio está ocupado por los motores y por el depósito de combustible, por lo que no debemos llevar exceso de equipaje. Insistimos que se utiliza poca ropa. Nos proporcionaron sábanas y toallas, aunque echamos en falta alguna manta, pues todavía en el mes de junio refrescaba por la noche.

Las neveras de estos barcos no son muy grandes y esto limita llevar alimentos que necesiten conservación. Particualarmente este barco tenía una nevera muy pequeña y no contábamos con una nevera portatil adicional. 

Navegando, si hay un poco de mar formada se mueven mucho más que los veleros, pues no tienen una orza con peso. Cuando se paran tienen un balanceo importante, pero solo si hay mar. Conociendo la zona y teniendo en cuenta que es un mar cercado por islas, la navegación resultó muy plácida. No disponía de piloto automático (si de GPS).

La gran ventaja que nos dió este barco era su rapidez, que nos permitía estar en el mar o fondeados mucho tiempo y luego acelerar para encontrar sitios en los puertos. Tambien es un placer disponer de una plataforma de baño tan generosa para entrar y salir del agua así como para llevar el auxiliar sin tener que arrastrarlo o izarlo a cubieta.

El barco tenía siete años y en la apariencia se notaban aunque es algo normal. La auxiliar era francamente mejorable y hay que tener precaución con la gasolina del motor. Puede llevar mucho tiempo en el despósito y haber perdido octanaje. Probarlo antes de salir es recomendable para evitar sustos.

El barco disponía de un generador de corriente que no utilizamos, pero que daba mucha seguridad ante una posible descarga de las baterias, fundamentales para poner el barco en marcha. Un buen detalle.

Lógicamente, esto tiene un precio. Necesita gasoleo en abundancia, pero un día es un día

Derroteros, cartas de navegación y otros libros para navegar por el Jónico.

Si has navegado con frecuencia por sitios que desconoces, sabrás de sobra lo importante que es contar con una buena información previa al viaje. Sobre todo en lo referente a la navegación. En todos los viajes que hago siempre me llevo tres documentos que considero importantes.

 -Un derrotero de la zona.
 -Una carta de navegación lo más específica de la zona por la que voy a navegar.
 -Mi viejo libro de "Señales en la Mar" de M. Figueras

Derrotero del Mar Jónico
Para navegar por Grecia, siempre he llevado los derroteros de Rod Heikell. En este caso me hice con el Ionian, obra dedicada a este mar. Me gustan porque son muy sencillos, ordenados, describen con mucho detalle los puertos y las costas así como los peligros y cosas a tener en cuenta. Además aporta un valor añadido al añadir notas turísticas, históricas o literarias que hacen de la obra una guía de viaje casi completa. Su nivel de conocimiento de las costas griegas es exhaustivo. No existe traducción al castellano, por lo que habrá que comprarlo en inglés, pero se entiende fácilmente. Creo que es el documento fundamental que me llevaría si tuviese que elegir solo uno.

Sobre la carta de navegación, me llevé la de Imray "South Ionian Islands" Ref: G12. Su escala es 1:190.000, un poco grande pero más que suficiente para cubrir la ruta que íbamos a hacer. En otros viajes he observado que el barco
que alquilo lleva carta y derrotero de la zona pero como en este caso me encontré que el barco no llevaba derrotero y la única carta de navegación que llevaba era una carta que cubría toda Grecia, claramente inválida para nuestra navegación. El barco, aunque alquilado a una empresa que aparentemente es de primera línea, había sido subcontratado a un propietario particular que no necesitaba estos elementos de navegación, ya que él conocía la zona al dedillo y argüía que el barco iba dotado de un sistema GPS. No llevaba ni siquiera elementos de negación como un compás o un porta ángulos. Considero que es importante, puesto que el GPS puede fallar y nosotros a diferencia de el propietario no conocemos la zona. Así que me hice con un compás y un porta ángulos de plástico en un bazar por cinco euros. Lo utilicé todo y dí gracias a haber llevado mi carta.

Llevo el libro de "Señales en la mar" por una razón. Sí, conozco las señales, pero no me dedico a navegar tanto como me gustaría. Y uno siempre termina por olvidar o por encontrar balizas que no recuerda u olvida las combinaciones de luces que identifícan cada tipo de barco. Muchas veces pasamos de nuestra actividad diaria a navegar casi de un día para otro, por lo que no es difícil olvidar ciertas cosas. Así que un libro como este siempre viene bien.

 Por este mismo motivo, siempre repaso las maniobras de puerto y fondeo con el manual "Las maniobras de puerto y fondeo" de Glenans. Es un libro para principiantes, pero es didáctico y ayuda a repasar las rutinas que hay que hacer a la hora de llegar a puerto o fondear. Es bueno hacerlo, por el mismo motivo expuesto en el párrafo anterior. Es posible que nos pongamos a los mandos del barco después de haber pasado todo el año alejados del mar, por lo que siempre es bueno repasar estas cosas y además ver trucos para liberar anclas encepadas, etc.

 Naturalmente un repaso a todo lo referido a los protocolos de radiocomunicaciones y cálculos de navegación es obligado. No creas que exagero. A lo largo del relato del viaje te contaré situaciones curiosas que muestran bien a las claras lo importante de estas cuestiones.

 Si tienes alguna otra recomendación en este campo o consideras que está incompleto, no dudes en dejar comentarios que completen esta entrada.

 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

El tiempo en las Islas Jónicas

Con respecto a la meteorología, tuvimos nosotros una buena experiencia. Disfrutamos de buen tiempo durante todas las jornadas de navegación si exceptuamos una corta travesía de Atokos a Kioni, donde las rachas de viento fueron algo más fuertes de lo normal. También tuvimos alguna pequeña tormenta estival sin más consecuencias.

El reino del Maistro

 Como otras zonas marítimas de Grecia, el Jónico tiene también su viento predominante. Si en el Egeo encontramos ese viento del norte que se conoce como Meltemi, en el Jónico encóntraremos un viento del noroeste (u oeste-noroeste) conocido como Maistro. Este viento suele ser el predominante en los meses de verano, y como muchos vientos de zonas costeras tiene sus horarios condicionados por el calentamiento de las masas de tierra y agua cercanas a medida que avanza el día. Suele levantarse a media mañana y en condiciones normales sopla con fuerzas que varían entre 2 y 6. Como viene se va al caer la tarde, dejando las noches tranquilas.

Lógicamente, la dirección e intensidad del viento se ve alterada en la cercanía de las islas o en los canales entre estas, ya que el relieve de las mismas (las islas tienen alturas considerables) puede desviar el viento o encañonarlo haciendo que su intensidad aumente.

A medida que el verano avanza, la intensidad del viento aumenta, con lo que nos encontraremos con vientos de una intensidad, en condiciones normales, entre 4 y 6. Hay que hacer notar que a la anochecida y sobre todo en las islas mas cercanas al continente suele haber vientos catabáticos con rachas de cierta intensidad, por lo que habrá que ser precavidos con el ancla ante esas rachas.

No obstante lo dicho, siempre hay que estar atentos a las indicaciones del derrotero. Muchas veces las islas y los fondeaderos tienen particularidades propias que es conveniente conocer. En nuestro periplo, estas particularidades se pusieron de manifiesto en Kálamos situada más cerca del continente. En el derrotero se señalaba la existencias de rachas de esos viento catabáticos de los que hemos hablado provenientes del continente y aunque al anochecer nada parecía indicar la presencia de las rachas, estas aparecieron.

Tormenta de verano en Meganisi
Sí es habitual ver como en las cimas de los montes que coronan las islas se van formando las nubes de evolución que en ocasiones pueden alcanzar una altura considerable. A veces, y esto sí nos pasó como ha quedado dicho, por las tardes el cielo se cubre de nubes y se escucha algún trueno.

El mar suele se estar calmado y sin muchas encrespamiento de olas, pero una semana es un periodo de tiempo muy pequeño para sacar conclusiones.

Como siempre, hay que estar al tanto a los partes meteorológicos y para ello nada mejor que acudir al derrotero donde se pueden encontrar las fuentes de información y horarios de emisión de partes. También es buena costumbre ir consultando el tiempo y la previsión desde unos días antes de la llegada. De esta manera nos iremos familiarizando con la situación y con la evolución del clima.

De momento, unos enlaces:
Nos muestra una visión general del tiempo en Grecia. Sobre el mapa, aparecen unos puntos correspondientes a poblaciones más importantes donde se informa del tiempo para esa zona en concreto Además luego tiene un menú donde podemos escoger la clase de previsión que nos interesa, en nuestro caso la previsión marítima. Tiene la ventaja de que esta en ingles.







Página del Servicio Meteorológico Nacional de Grecia. Tiene varias secciones, incluida la previsión por zonas marítimas del Mediterráneo Este y avisos de tormentas. La zona de navegación a la que nos estamos refiriendo en esta bitácora es Jónico Norte (North Ionio) 




Este mapa resulta de especial interés. Como en el anterior, es posible escoger la zona de navegación que nos interesa y mediante una aplicación animada nos muestra la evolución, intensidad y dirección del viento a lo largo de la jornada. Es una buena guía para ver como son los vientos prevalecientes en la zona y como se comportan.







Esta página me parece muy interesante. Muestra el estado del viento en todo el mundo. Con el ratón podemos hacer click en un punto en concreto y se va ampliando. Como tenemos una visión global podemos intuir cómo puede ir evolucionando el viento. Cuesta un poco coger el funcionamiento, pero una vez que lo hagas, será una de tus favoritas...

Añado esta línea casi un año después de haber escrito lo anterior. En línea a esta dirección de internet encontramos una app con una vista muy similar pero con mucha mayor riqueza informativa. La aplicación se llama Windity y con ella tendrás en tu móvil un montón de datos. Puedes también consultar la página https://www.windytv.com

Espero que esto te ayude a planificar tu viaje. Si tienes alguna otra información o enlace de interés o más actualizado, deja tu comentario.




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lunes, 22 de diciembre de 2014

Fondear y atracar en las islas griegas


Una forma rápida de tener un fondeo preparado a popa 
Si uno navega no debería tener mucho misterio fondear, pues es algo que habremos hecho muchas veces. Sin embargo, todo depende de cuánto y por dónde naveguemos habitualmente. ¿Por qué? porque no es lo mismo fondear en una cala donde hemos ido desde hace años a nadar o a comer que fondear en sitios donde no hayamos estado nunca y que puedan tener sus peculiaridades.

Habitualmente navego por el levante español (desde Tarragona hasta Valencia). Y fondear frente a una playa (calas no hay prácticamente) ofrece poca dificultad. Se echa el ancla, hay mucho espacio, no mucha profundidad.etc... En Ibiza y Formentera sí hay calas, y allí el problema no suele ser tampoco la profundidad (aunque a veces los que parece arena no es sino una fina capa y conviene ser siempre generoso con la cadena) sino calcular los borneos de los barcos, pues suelen estar abarrotadas de junio a septiembre.

En el Jónico encontrarás calas (bastantes, sobre todo en la costa noreste de la isla de Meganisi), pero verás que suelen estar bastante llenas y sobre todo que son bastante profundas. Y cuando digo profundas lo digo porque estando muy cerca de la costa (a unos metros incluso), la profundidad suele ser, por lo general, muy apreciable. Esto puede llevarnos a tener que fondear con un cabo a tierra.

Primero: no confiarse. Y con esto quiero decir que lo mejor es hacer la maniobra como mandan los cánones, es decir echando una cantidad generosa de cadena (3 veces la profundidad si el tiempo está en calma) y cercionarse de que el ancla ha agarrado. En la zona era frecuente llegar a un fondeadero temprano, echar el ancla y a eso del medio día se levantaba una brisa con alguna que otra racha de cierta intensidad. Seguramente y para buscar una menor profundidad estaremos muy cerca de la costa, y puede que tengamos poca capacidad de reacción. Por ello, es bueno echar el ancla, tirar suficiente cadena, dar un poco máquina atrás y cercionarse de que ha enganchado, y una vez hecha la comprobación, echar todavía más cadena. Esto si hay sitio como para fondear sin cabo a tierra, que no es frecuente.

Fondear con un cabo a tierra


Anclar con cabo a tierra (Kioni)
Nunca me había visto en la necesidad de amarrar de esta manera hasta que llegué a la isla de Angistri, en el Golfo Sarónico, cerca de la isla de Egina. Muchas veces es necesario amarrar así por que hay mucha profundidad en el centro de la cala o porque la densidad de barcos es tal que amarrando de esta forma se evita el borneo y además estás más cerca de la orilla. Esta maniobra exige concentración y coordinación con quien baje a tierra. Recomiendo una manera de hacerla. En primer lugar, reconocer el sitio y acercarnos con cuidado sin el ancla a ver como está de profundidad (la información de los derroteros es importante así como pensar que la maniobra sera de popa y por tanto expondremos el timón. Una vez echa la comprobación, situarnos frente al sitio a una buena distancia y echar el ancla, siendo generosos con la cadena, al mismo tiempo que damos atrás una vez que hemos calculado que el ancla ha llegado al fondo. Hay que acompasar en la medida de lo posible el filado de la cadena a la marcha del barco. Una vez que estamos a una distancia prudencial, alguién se echará con una amarra previamente preparada y correctamente adujada para que no se formen nudos ni líos en el momento de ir largando la misma. No hay nada peor que estando con el ancla echada por proa y a pocos metros de tierra el que está al timón escuche "espera, que esto se ha liado y no llega", por tanto la preparación previa es capital. Una vez que el tripulante ha amarrado a tierra ( ya tenemos la amarra previamente amarrada al barco) cobramos ancla hasta tensar tanto la amarra como la cadena, que si ha enganchado quedará muy tensa, como también debe quedar la amarra de popa. A partir de ahí, vigilancia, aunque si todo ha enganchado y el tiempo está en calma, no suele haber más problemas.

Si tuviésemos que abortar esta maniobra por lo que fuera, (lo más normal es que fuera porque el ancla no ha agarrado) no dudes de soltar la amarra de popa del barco y alejarte de nuevo recogiendo el ancla y con el barco libre para volver a iniciarla. Llevará su tiempo recuperar la amarra (a nado, con la Zodiac, etc.), pero es preferible hacer esto a hacer malabarismos a unos metros de las rocas con una amarra en el agua que podemos coger con la hélice, lo cual haría que la cosa tuviera tintes más dramáticos al no tener ya gobierno y no estar enganchados al fondo.

Por último es recomedable allí donde sea posible ver el fondo donde caerá el ancla, escoger un sitio donde esté libre de algas. Esto hará que se agarre mejor y evitaremos dañar el fondo.

Por tanto, al fondear, no olvidar la teoría aprendida. En 20 años navegando nunca me había garreado un ancla hasta que llegué al Jónico. Siguiendo estos consejos, no debe haber mayor problema.

Atracar en los puertos griegos

Otra cosa que puede sorprender es que en los pequeños puertos de los pueblos se atraca con el ancla echada por proa y de popa al muelle. La maniobra es muy parecida a la anterior, pero si quieres repasar sus particularidades, dejo aquí un enlace al blog de apuntes de nautica "Nauticakike.blogspot.com" donde está perfectamente descrita en sus detalles:

http://nauticakike.blogspot.com.es/2011/05/atraque-con-ancla.html 

Cualquier recomendación o experiencia será bienvenida

sábado, 20 de diciembre de 2014

Atravesar el canal de Lefkada

Canal de Lefkada. Trabajos de dragado
Es posible que en la zona de navegación donde habitualmente navegas no tengas que atravesar ningún canal. Quizá es más frecuente en los puertos franceses donde los ríos son navegables y los puertos pueden encontrarse a una buena distancia de la costa. En mi caso nunca había tenido que atravesar un canal como el de Lefkada. No tiene mayor problema, pero sí te daría algunos consejos.

El primero es el lógico respeto que hay que tener a las zonas balizadas y guardar la dirección correcta. A simple vista, el canal es bastante ancho, pero en realidad es estrecho, y sus límites están marcados por una pequeñas señales de metal situadas a ambos lados del mismo. No hay más que seguir las marcas y no debe haber ningún problema.

Te recomiendo que guardes una distancia prudencial con el barco que tienes delante. Esto es importante, pues al volver tuve un pequeño susto y gracias a esta distancia todo transcurrió sin problemas.

Estate atento al rumbo, pues si el barco tiene una obra muerta considerable es fácil que el viento (o la corriente, que la hay) te desvíen, ya que además navegarás a poca velocidad. Yo encontré un fuerte viento del norte el día de la vuelta la la verdad que el barco tendía a desviarse bastante.


Canal de Lefkada. Velocidad máxima 4 nudos.
Al final de la salida sur (la norte no la conozco) respeta las balizas roja y verde, pues aunque el canal parece desaparecer al ensancharse de repente el canal, en realidad  este no termina hasta que hayas atravesado las balizas de salida, así que precaución.

A la vuelta te encontrarás con una auténtica "operación retorno" de yates, ya que todos los chárter terminan el mismo día. La cosa se complica a la entrada del puerto de Lefkada, ya que todos los barcos van a repostar a la gasolinera (la más cara que he visto nunca, ojo). Esto hace que en la entrada al puerto se forme un tapón de barcos, que entre la confusión y el no saber dónde atracar, hacen el momento un poco tenso.
En mi caso, encontré el canal el plena operación de dragado, con lo que además había tráfico de gabarras (enormes y lentas) que hacían más incómoda la entrada la marina de Lefkada.

Es un canal con una buena distancia. Una de las cosas que pensamos que era una lata tener un barco en la marina de Lefkada ya que lo de salir a navegar para darse un baño supone al menos unos 20 minutos de canal.

En definitiva, seguir las indicaciones del derrotero, las normas de navegación y sentido común. Con todo esto, disfrutad del canal de Lefkada...

viernes, 19 de diciembre de 2014

Dia 1: Una jornada de transporte

Escribo esto en dicembre del 2014. Lo que viene a continuación es una especie de diario del viaje. Ahora es invierno y hace frío, un buen momento para recordar el viaje que hicimos en verano. Lo que escribo a continuación es la vivencia personal del viaje. Lo escribo para mí, pero quizá te interese saber qué tal nos fue. Todo lo útil a nivel de preparativos lo encontrarás en las otras secciones. Si tienes curiosidad por saber cómo fue el viaje, lo que a continuación viene puede interesarte. Si con la sección de preparativos crees que es suficiente, entonces puedes prescindir de todo lo que está clasificado en la etiqueta de "El viaje jornada a jornada"

Un viaje por aire, sobrevolando el mar y atravesando Grecia por tierra

Para llegar a la zona de navegación teníamos que hacer dos cosas. La primera, llegar a Grecia y para ello tomariamos el avión que nos llevaría de Madrid a Atenas. Y la segunda, coger un cocher de alquiler con el que atravesaríamos Grecia de este a oeste de Atenas (o su aeropuerto más bien) hasta Lefkada donde a la mañana siguiente recogeríamos el barco. Una paliza. Al menos este viaje nos daría una oportunidad, aunque fuese de un modo rápido de conocer el interior de Grecia al atravesarla en coche.

Ya la primera sorpresa -agradable- fue la despedida que nos tributaron en el el aeropuerto de Madrid dos amigas que alli trabajan. Nos acompañaron todo el tiempo que estuvimos haciendo los trámites de embarque y visitando alguna tienda. Hubo además otra sorpresa agradable cuando nos acercamos al mostrador de facturación. A la hora de comprar los billetes, no me fijé que los precios de los mismos no estaba incluida la facturación del equipaje, por lo que teníamos que pagarla a parte y a un coste de unos 40 euros por maleta. Sin embargo nos comentaron que, como iba el avión muy lleno, podíamos facturar gratuitamente todas las maletas, cosa que hicimos para viajar más cómodamente. Así que el viaje empezó bien.

Después de un vuelo sin contratiempos en el que volvimos a sobrevolar la zona de navegación a la que íbamos (como en el primer viaje a Grecia donde surgió la idea de este), aterrizamos en el aeropuerto internacional Eleftherios Venizelos de Atenas.

Por lo general de Grecia se sabe mucho de su historia antígua. Los héroes, filósofos, guerreros, etc. todo ello está muy presente en los visitantes del país. Pero se repara muy poco en la historia moderna. Y si hablamos de historia moderna de Grecia -apasionante también, aún no cerrada y con tensiones territoriales- debemos recorda a Eleftherios Venizelos. Venizelos fue el político griego más importante e influyente de la naciente Grecia de principios del siglo XX. Fuel él el que manteniendo un pulso con muchas fuerzas dentro y fuera del país configuró Grecia más o menos como la conocemos hoy. Bajo su mandato Grecia se expansionó por varios territorios dónde la civilización griega se había asentado en el pasado y que a finales del XIX, como gran parte del este de Europa, estaban bajo el dominio de un Imperio Otomano en decadencia. Venizelos supo sacar partido de la situación y consiguió que gran parte de lo que antaño fue Grecia, volviera a estar bajo dominio de los griegos.

Pero los sucesos del convulso siglo XX hicieron que parte de esos dominios cayeran en manos de otras naciones. Así por ejemplo, parte de la costa oeste de Anatolia era griega, pero paso a dominio turco dejando entre ambos países una tensión y deconfianza que dura hasta hoy. No parece que el capítulo girego haya aún termindo. La tensión que se vive en Chipre así parece atestiguarlo. Pero en el nombre del aeropuerto se recuerda a Venizelos y también encontramos su rostro en las monedas. Así que no está de más conocer algo sobre este personaje. La primera referencia que tuve de este político fue a través del libro de Javier Reverte "Un viaje griego" que recorre en la actualidad las rutas de los héroes del pasado y los lugares más relevantes. Una obra -como todas las de este autor- muy apropiada para conocer más sobre Grecia.

Una vez aterrizados nos quedaba atravesar Grecia hasta Lefkada. No hubo problemas al recoger el coche, y en salir por las autopistas que circunvalan Atenas hacia el Oeste. Merece atención especial las diferencias que encontramos en las carreteras.

Conducir en Grecia

Una vez que se sale del entorno de Atenas y más o menos por las cercanías de Corinto (se pasa por encima del famoso canal con el mismo nombre), las autopistas (de peaje la gran mayoria) desaparecen y se entra en carreteras de doble sentido.

 Ya en las autopistas vimos cosas que nos llamaron la atención, como motoristas sin casco, y un cierto caos circulatorio, con cambios de carril anárquicos y sin  avisar etc. Por ello es necesario ir con mucha atención por las mismas. Pero lo que más nos sorprendió fue cuado salimos de la autopista. Grecia está llevando a cabo un programa de construcción de autovías. Las obras avanzan con lentitud por lo que pudimos ver, y las carreteras están bastante saturadas. Tanto, que da la sensación que los griegos, hartos de esperar, han convertido la carretera en una pseudo autovía, para lo cual utilizan el arcén como un carril más. De esta manera, se tienen cuatro carriles, dos de ida y dos de vuelta, pero sin mediana de separación. Lógicamente, cuando sobreviene cualquier estrechamiento, la cosa se complica y la verdad que si no estás acostumbrado, puede resultar peligrosos. Pero donde fueses haz lo que vieres, y lo mismo hicimos nosotros. No en todas las carreteras existe este comportamiento. Parece que solo se practica en aquellas que el ancho lo permite, aunque también pudimos ver que se adelantaba con frecuencia pisando lineas contínuas, etc. por lo que conviene ir, como se ha dicho, con mucha precaución.

El paisaje no difería mucho del de España por la zona mediterránea, eso sí, Grecia es también montañosa, y gran parte del viaje, sobre todo la que transcurre al sur del Golfo de Corinto se hace por un corredor estrecho donde se amontona la carretera y poblaciones costeras en el poco espacio que dejan montañas bastante escarpadas. El paisaje nos pareción más verde y frondoso que el de la costa mediterránea española, más seca. Estos paisajes de mar y costas llenas de árboles fue una de las más agradables sorpresas que nos llevaríamós al navegar por el Jónico, pues el régimen de precipitaciones es alto y hace que islas y costas estén llenas de vegetación.

Puente del Río Antírio. Cerca tuvo lugar la batalla de Lepanto
Uno de los lugares por los que pasamos en nuestro camino hasta Lefkada es por el puente del Rio Antírio. A parte de ser una obra de ingenieria muy notable por las dificultades técnicas del lugar (terremotos, desniveles etc.) es interesante por estar cerca, sino en el mismo lugar, donde se llevó a cabo la famósa batalla naval de Lepanto.

Poco se habla en la actualidad de esta batalla. En le derrotero de navegación de Rod Heinkel, donde se hacen numerosas alusiones históricas ni se nombra (en contraposición a la profusión de detalles sobre Byron, que también estuvo por aquí). Sin embargo es posible que esta batalla sea sin duda una de las más importantes de la historia de occidente. Si la coalición cristiana no hubiese vencido a la turca, es posible que la historia hubiese sido distinta. Vaya desde aquí nuestro homenaje a los que lucharon en "la mayor ocasión que vieron los tiempos" como bautizó Cervantes al evento.

Pasado este tramo quedaba la parte más pesada del viaje,  llegar por carreterras secundarias hasta Lefkada.

Llegada a Lefkada

Una vez pasado el puente Antírio y habiendo hecho un alto en una gasolinera a su salida, continuamos hacia Lefkada. Ya en este tramo y tal como iban avisando los mapas, las carreteras se volvieron peores, desaparecieron los tramos de doble sentido y no se atisbaban ni obras que anunciasen la próxima existencia de autovías. El paisaje se hizo más rural, pues la carretera dejaba de ir paralela a la costa y se adentraba en el interior. No volveriamos a ver el mar hasta llegar a Amphilochia, a orillas del Golfo de Arta (si a este golfo se le puede llamar mar, porque es casi una laguna interior). Pero finalmente, y al filo de la media noche, llegamos a Lefkada.

El barco-puente Santa Maura
Sería dificil dilucidar si Lefkada es o no una isla. Para llegar a ella hay que atravesar un barco puente que abre y cierra el canal a la nevegación permitiendo el paso alternativo de vehículos y barcos. No parecería muy dificil constuir un puente para unir Lefkada con el continente, aunque parece ser que la actividad sísmica de la zona es importante y es más seguro dejar las cosas como están. Además, parece ser que manteniendo este sistema, Lefkada, al considerarse isla con la necesidad de estar unida con un "barco", consigue ciertas prerrogativas que de otra forma no tendría. Viendo como vimos las dragas en el canal, es seguro que si se dejara a la naturaleza seguir su curso, el canal se colmataría y la isla quedaría unida la continente.

De noche Lefkada parecía animada, sobre todo después del contraste de las carrteras interiores y los pueblos dormidos del camino. La calle principal, cerca del puerto viejo bullía con bares y terrazas y el municipio mostraba la animación que corresponde a una población costera a inicios del verano. Solo quedaba encontra nuestro alojamiento -un apartamento de alquiler- y cenar parte de las provisiones que habiamos traido de España, entre las que se encontraban varias tortillas de patata.

No nos fue dificil encontrar el apartamento. Las llaves, tal como nos habían comentado estaban en la puerta. Tal como ha quedado dicho, el apartamento nos pareció bien, y visto lo visto, el precio era muy razonable. Al llegar cometimos el clásico error que se comete cuando se llega a una casa nueva. Una de las cosas que se hace, es encender las luces, explorarla y -error- abrir de par en par las terrazas y ventanas a ver las vistas. Esto fue una invitación para los mosquitos del contorno que lógicamente aceptaron encantados el ofrecimiento que les hacímos para pasar la noche a cubierto y con cena incluida. Y eso que la casa estaba convenientemente preparada con mosquiteras en las ventanas, pero es inutil. La tentación es muy fuerte y nadie tiene la precaución de apagar las luces.

Alojarse en un apartamento de vacaciones tiene sus ventajas. Estás a tu aire, no hay horarios tan rígidos y no hay pasillos de hotel donde la gente pasa a todas horas arrastrándo maletas, dando portazos o hablando en alto. Es España cada vez con más frecuencia surge la polemica -alimentada de forma interesada por la patronal hotelera Exceltur- de si estos alojamientos son alegales, etc. Pienso sinceramente que hotel y apartamento no son el mismo producto. En un apartamento no tengo todos los servicios que tengo en el hotel (limpieza diaria, recepción etc.), pero gano en autonomía y comodidad al disponer de una casa y no de una habitación. Los horarios los pone el inquilino y no la logística del establecimiento hotelero, y si me gusta hacerme mi propia comida, pues cocino yo mismo sin problemas. Lo mismo vale para los apartahoteles. Además, el dinero que pago va directamente a una familia que obtiene un rendimiento por poner a mi disposición su propiedad y ya valoraré yo si vuelvo o la recomiendo por internet y si me han ofrecido un alquiler de calidad o no. Ignoro si en Grecia existen los lobbys que existen en España y que lo que pretenden hacer, -seamos realistas- es presionar a las autoridades para que les borren de un plumazo lo que ellos consideran una competencia poniendoles barreras de entrada (no presionan para acelerar la demolición de hoteles consturidos en lugares protegidos, por ejemplo).  Esto facilita que unos grupos hagan un negocio fácil, y en España estamos hartos de ver la connivencia que existe entra las grandes empresas y los gobiernos ávidos de engordar sus presupuestos para quedarse también con una parte del pastel. No obstante hay cadenas hoteleras que no han entrado en el juego y que han decidido competir con los apartamentos ofreciendo ellos un servicio similar (Room Mate). Sean bienvenidos, pues con una oferta más variada el que más gana es el viajero que puede cubrir mejor sus necesidades.


Después de la cena, parte de la tripulación se fue a dar una vuelta y parte se quedó durmiendo. Después de la noche nunca se nos olvidará llevar, cuando vaya de viaje, un antimosquitos y tapones para los oídos. El apartamento estaba en pleno centro, en una intersección de calles muy concurridas y el tráfico de motos cuando empieza el día se deja notar. Con esto terminó la primera jornada.


jueves, 18 de diciembre de 2014

Día 2: toma de contacto

Amanecer en Lefkada

Después de una noche de mosquitos, y de ruidos al amanecer, se presentó un día con muy buen tiempo y mucho por hacer. El pueblo bullía de actividad y el clásico ruido de motos, saludos en voz alta entre transeúntes, comercios que levantan sus puertas metálicas nos sacó del amodorramiento. Ahora sí que podríamos ver el pueblo a la luz del sol y confirmar la buena impresión que nos dio al entrar de noche.

Vista desde el apartamento. Una arquitectura caótica
Lefkada engaña. Ante nuestra vista desde el apartamento teníamos una visión del interior del pueblo. Y era desoladora. La arquitectura era caótica (nada que envidiar a muchas poblaciones de otras zonas del Mediterráneo, pero con un aspecto de provisionalidad y poco cuidado bastante grande). Todo lo menos parecido que uno espera ver al amanecer en un pintoresco pueblo de una isla de Grecia.

 Pero todo tiene su explicación, y es que estamos en tierra con temblores sísmicos frecuentes. Uno de estos temblores arrasó varias islas de esta zona en 1953. Acabó con mucha de la arquitectura tradicional y muchas de las casas que se levantaron se hicieron de hormigón en la base y de una especie de chapa en las plantas más elevadas. Y parece que el recuerdo de la catástrofe es intenso, y quizá, esas soluciones adoptadas entonces, la precaución ante otro seísmo y la crisis financiera que vive Grecia (2013) hace que lo que iba a ser no permanente se convirtiera en definitivo. Así no es difícil encontrar iglesias cuyos campanarios son lo más parecidos a un andamio de construcción que pueda imaginarse, lo cual resta encanto al conjunto de la ciudad. Pero, aunque suponga adelantarnos, al final y el último día, que dedicamos a Lefkada, nos reconciliamos con la ciudad. Todo esto ya lo advierte Rod Heikell en el derrotero que llevábamos por guía.

Justo enfrente de la puerta había una frutería con un aspecto magnífico. Todo expuesto a la vista en plena calle y en generosas cantidades, así que nos proveimos de fruta para el desayuno.

No teníamos prisa y esperábamos que alguien apareciera para cobrar la estancia de una noche en el apartamento, pero nadie aparecía. Bajamos a dar una vuelta, tomar algo en algún café que había cerca donde aprovechamos para preguntar dónde se podía pagar. En Grecia el inglés sirve para todo y salvo contadas ocasiones no habrá mayor problema para entenderse. El el bar trataron de localizar a alguien por teléfono, pero nadie respondía. Enviamos correos electrónicos desde los móviles sin resultado. Finalmente llamamos por teléfono y se nos dijo que una prima del propietario se acercaría a cobrar, pero que si teníamos prisa dejásemos la cantidad encima de la mesa y las llaves en la puerta. Finalmente apareció Simona (que así se llamaba la propia) y asunto arreglado a la Mediterránea, sin agobios. 

Mucho por hacer

Ante nosotros se nos abría una mañana llena de actividad. Contábamos con el coche de alquiler, que aunque había que devolverlo esa mañana en la propia Lefkada (dónde, no lo sabíamos, porque la oficina de Avis que estaba al lado del apartamento era un local vacío) lo utilizamos para llevar las maletas al puerto y cargar la compra. La verdad es que esto resultó cómodo pues pudimos preguntar por algún hipermercado donde surtirnos a mejor precio que el supermercado del puerto deportivo, donde ya se sabe que los precios son mayores. Así que lo primero fue dejar el equipaje en la agencia e irnos a hacer la compra y devolver el coche.

En su obra "Hasta donde me lleve el viento", Eduardo Rejduch (me lean el libro si de verdad les gusta navegar) hace una descripción desoladora del chárter en Grecia. Colas en los muelles de navegantes variopintos, barcos que llegan son preparados en horas e inmediatamente se van en condiciones más que dudosas, costas ventosas (las del Egeo lo son), y unas aglomeraciones en los puertos fruto de la saturación de cruceristas ocasionales. Algo de cierto hay en ello, y también mucho de tópico. La verdad que hay compañías de chárter que ofertan barcos muy nuevos, las condiciones de los mismos son muy buenas, y el negocio está muy profesionalizado. Esa había sido nuestra experiencia en el Egeo. Esta vez habíamos contratado con un intermediario en Madrid que a su vez había contratado con otro intermediario en Grecia. Eso es normal. Pero encontramos un tercer intermediario entre el segundo y el dueño de la embarcación, dueño que era un particular que alquilaba su barco. Supongo que entre lo que pagamos y lo que llega al propietario habría una gran diferencia. Después, durante el viaje, nos ofrecieron varios barcos en las marinas para ser contratados directamente por el dueño. Es de suponer que la crisis financiera de Grecia ha empujado a muchos propietarios de embarcaciones a alquilar la suya para tener un ingreso extra.

En la marina no encontramos ningún local de Aegean Yacht, pero localizamos rápidamente el local de Sealand, donde nos estaban esperando. Los sábados, días en los que suelen empezar los cruceros con barcos de alquiler los locales tienen todos una estampa muy parecida. Un montón de maletas apiladas por los rincones, carritos de la compra llenos de provisiones yendo y viniendo, y viajeros esperando mientras las embarcaciones son preparadas. A nosotros nos comentaron que nos esperaban al día siguiente, pero que en cualquier caso no había problema y que nos entregarían la embarcación esa mismo día a primera hora de la tarde. Al parecer tuvieron que llamar al propietario con urgencia para que preparara el barco. Mientras podríamos hacer la compra, hacer los trámites de embarque y esperar en el muelle.

En Grecia se exige que dos personas de entre todas las que se embarcan en un barco de alquiler sean capaces de gobernarlo. Por ello se debe firmar un papel donde se haga constar esta circunstancia por esas dos personas. No es necesario que la segunda persona tenga un título pero si debe firmar que tiene los conocimientos necesarios para llevar el barco y que debe tener una experiencia en navegación. También se suele requerir un depósito (en nuestro caso se hizo mediante bloqueo de tarjeta de crédito) de una determinada cantidad en concepto de fianza por la embarcación. De todas la veces que he alquilado un barco esta fue la vez que más fianza me fue requerida (unos 3.000 euros) al tratarse, al parecer, de una embarcación a motor.

Hechos estos tramites y a la espera de que nos dieran el barco, fuimos ha hacer la compra. La realizamos en un supermercado a las afueras donde nos aprovisionamos de todo lo necesario. Es conveniente que uno de los tripulantes se encargue de dar una pensada a todo lo referido al avituallamiento y de esta forma evitar el vagabundeo entre los anaqueles del supermercado. Este tipo de planificación es importante porque ahorra muchos quebraderos de cabeza y compras innecesarias, convirtiendose además en una de las bases del éxito del crucero. Que todo este a punto, que cada uno tenga el desayuno que quiere, que siempre haya aperitivos a las horas prevista o que se pueda comer anclados sin hacer mucha preparación de cocina es importante. Además eliminará los olvidos de ultima hora y su consiguiente engorro de ir buscando un producto determintado.

La entrega del barco

A punto de partir
Sobre las cinco de la tarde pudimos entrar en el barco. A bordo nos esperaban el propietario y su familia que lo habían estado limpiando a conciencia durante la mañana. Normalmente a la entrega se explican las características básicas del barco, cómo funciona, dónde se encuentran los elementos de seguridad, equipamientos, etc. Conviene en este punto prestar atención y esperar a que estas explicaciones terminen para proceder a entrar con bolsas y maletas en el barco. De lo contrario todo se hace muy incómodo. El Pterelaos es un Janneau Prestige 32 construido en el 2007. Con una eslora de unos 10 mts y una manga de 3,64. Tiene una potencia de 460 CV y una capacidad de gas-oil de 640 lts. De agua carga unos 250 lts. Es un barco de crucero muy cómodo aunque algo escaso de armarios (algo común en los barco de motor, donde el salón amplio y el compartimento de los motores y depósitos deja poco espacio para almacenar como dijimos). No obstante es un barco ideal para crucero, con una potencia de motor sobrada para cualquier necesidad y una gran maniobrabilidad al contar con hélice de proa y dos motores. Una buena elección. El barco ya mostraba las huellas de sus siete años, aunque los motores estaban perfectamente a punto y con un buen mantenimiento por parte del propietario. Contaba incluso con un generador de electricidad lo que garantizaba que siempre habría suministro eléctrico para cualquier urgencia o necesidad.

Después de todas las explicaciones sobre cómo funcionaba el barco el propietario me hizo varias preguntas.:
- ¿Sabe usted manejar un barco?
- Sí, claro.
- ¿Que experiencia tiene?

Después de explicarle toda la experiencia que había acumulado navegando, volvía a preguntar:
- ¿Está capacitado para llevar un barco como este?

Le conté que habitualmente navegaba en uno más pequeño, pero que me sentía capacitado para llevarlo. Debió notar la extrañeza que tanta pregunta suya provocaba, que finalmente me contó por qué lo hacía. Más de una vez había recibido a clientes que no tenían ninguna experiencia o que esta era muy poca. Me contó el caso de unos ingleses que era la primera vez que navegaban. Cuando les preguntó que si se sentían capacitados le comentaron "Sí, por supuesto. Las prácticas de navegación las hicimos en un barco como este". Y esa era toda su experiencia. También comentó los casos de varios turistas de Ucrania que nunca se habían metido en un barco y que aquella era su primera experiencia en navegación. Comprendí entonces su preocupación y procuré tranquilizarle. Le pregunté qué es lo que le llevaba a alquilar su propio barco, pues sentía curiosidad. Me comentó que el era ingeniero civil y que en estos tiempos en Grecia había poco trabajo para alguien que se dedicaba a la obra pública, cosa que pudimos comprobar en lo lento que avanzaban las obras de las carreteras...

Nos intercambiamos los teléfonos y nos dijo que le llamásemos en cualquier momento que lo pudiéramos necesitar.

El barco presentaba buen aspecto, a pesar de los siete años que tenía. Nada anormal por otra parte. Sí eché en falta un mayor cuidado en algunos detalles, como la falta de una carta de navegación de la zona (llevaba una de toda Grecia, con lo que la zona de navegación aparecía minúscula) y no tenía material de navegación como compás y porta ángulos. Llevaba mi propia carta, pero eché en falta los instrumentos de navegación, pues la verdad es que los utilizo sobre todo cuando navego por zonas que desconozco. Sí llevaba GPS-Plotter (un Garmin, que curiosamente he encontrado en todos los barcos que he alquilado y que no me gusta). La zona no presentaba aparentemente complicaciones y supongo que la causa por la que no tenía carta ni compases es que el propietario la conocía como la palma de su mano. Pero suponer eso de alguien que no ha navegado por la zona, es mucho suponer.

Sin más, procedimos a estibar, y comer algo. Habíamos decidido partir ya esa misma tarde. El tiempo era bueno y como a principios de junio los días son muy largos, no había que desaprovechar la ocasión. Soltamos las amarras y nos dirigimos a la bocana del puerto. Nos esperaba el canal de Lefkada y Vikclo como final del viaje de ese día.

Partir

Siempre es la misma sensación. Cuando salgo del puerto con un barco que no conozco todo me parece grande pero sé que cuando llegue al mar el barco - como todos - será pequeño. Ya he comentado en otra entrada cómo se navega por el canal de Lefkada. Estaba la dificultad extra de que se estaban haciendo labores de draga y el canal era un ir y venir de gabarras y agua muy turbia. Parece ancho, pero no hay que confiarse y hay que esta siempre atento a las señales, pequeñas, que están a los laterales y que marcan la zona navegable. La velocidad debe ser lenta (unos tres nudos) y es conveniente mantener una distancia con los barcos que llevamos detrás y delante, pues el canal suele estar concurrido. Nos preguntamos como debe ser tener un barco en Lefkada y querer salir a dar una pequeña vuelta. Hay que plantearse que se estará unos 20 minutos en el canal (de ida y de vuelta).

¡Por fin!

Costa este de Lefkada
Después de tanta preparación, horas de estudio, gestiones, viajes, kmts por carreteras, etc. entrábamos en la zona de navegación. Uno ha estado semanas estudiándosela en la carta. Se conoce cada fondeadero, cabo, estrecho, los puertos, etc. pero todo en las dos dimensiones del papel. Cuando estás allí,  las islas muestran su relieve, la neblina oculta detalles, y en el horizonte islas y continente parecen en la lejanía formar una misma línea de costa. Las islas del Jónico, al menos las de esta parte, tienen alturas considerables.

No hay que preocuparse. Hay que confiar en lo que se ha estudiado y vigilar. Así que con estas pusimos rumbo a Nidri, bordeando la costa este de Lefkada para pasar la noche en la bahía de Vlicho. Poco a poco todo el puzzle se va ensamblando y se empieza a reconocer todo. El mar estaba un poco vido, pero no ofrecía dificultades. El barco se comportaba bien y los dos motores nos empujaban con fuerza, con lo que el viaje se hacía rápido y con la seguridad de que llegaríamos a una hora más que decente para anclar, preparar la noche, y cenar.

Fuimos dejando a nuestro estribor Ligia y Nikiana y pasamos por el estrecho que forman Lefkada y Sparti. Paramos para un primer baño en el Jónico y comenzamos el camino para ganar la entrada de Vlicho.

Vlicho

En el fondeadero de Vlicho
Ya vimos, según íbamos acercándonos a la bahía, que había bastantes barcos. Una cosa estaba clara ya antes de llegar a la zona. A pesar de estar a principios de temporada, íbamos a encontrar siempre muchos barcos, puertos llenos y flotillas. Esta es una de las zonas de navegación más atractivas del mundo, y la verdad que una de las más concurridas. Islas verdes, pueblos pintorescos (y turísticos) una costa atractiva, en fin, demasiados encantos para que todo el mundo desee conocerlo. Así que nos dimos una vuelta por la ensenada, calculamos los posibles borneos y nos decidimos por un lugar a unos siete metros de profundidad para pasar la noche. En esta ensenada la profundidad es poca en comparación con lo que iríamos encontrando en el resto del viaje. Los sedimentos que se van depositando en el fondo van haciendo su trabajo y con el tiempo, supongo, la bahía necesitará un dragado. Vlicho es un lugar completamente seguro, muy resguardado de todos los vientos y amplio para fondear. Es también un lugar muy concurrido.

La Taverna Dimitris
Vlicho me traía muchos recuerdos. No había estado nunca allí, pero el agua tranquila, la costa llena de pinos, los barcos fondeados se parecían mucho a los paisajes de los embalses de Madrid donde empecé a nevegar. El lugar es magnífico y el fondeo (comprobando siempre que ha enganchado el ancla) tranquilo.

Para cenar dejaríamos el barco, y con la neumática (bastante desvencijada por cierto) iríamos a la Taverna Dimitris, situado en la parte este de la bahía. Una decisión acertada, porque tuvimos una cena muy agradable en un lugar con mucho encanto. Muy recomendable. (No olvidar como en todos los sitios junto al mar, un repelente de mosquitos) Después, dormir (si es que se duerme en un barco, que esa es otra) y mañana sería otro día...

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Día 3: explorando el el entorno de la "Gran Isla"

Un curioso despertar...

Amanecer en Vlicho.
Debían ser en torno a las 8:00 de la mañana. Dado que en junio los días son largos ya había amanecido y el sol comenzaba a calentar el entorno. No había prisa. El plan previsto no exigía rigidez de horario para salir pronto. Era la situación ideal para coger un segundo sueño y añadir al menos una hora y media más en el camarote... Todo estaba en calma, no hacía viento y la bahía de Vlicho estaba como un espejo. Esporádicamente se escuchaba el molinete de algún barco levando anclas para marcharse (si se navega, será el sonido que más escuches en Grecia). En fin una situación plácida para un domingo de vacaciones. Pero era domingo, y los domingos hay misa.

 En varias ocasiones había visto altavoces en los campanarios de las iglesias ortodoxas. Ahora iba a comprobar para qué se utilizaban.

De repente comenzó una cantinela continua. Era un discurso de letanía en el que de vez en cuando se iban intercalando cánticos. Además, por si todo esto no era suficiente, cada cierto tiempo había un volteo de campanas. Era la retransmisión de la misa a través de los altavoces de la iglesia y como Vlicho es una ensenada encerrada por montes la misa se escuchaba con toda claridad. Y además era larga. En cierta manera me recordaba a la llamada a la oración de los países musulmanes. Así que fin de la última hora de sueño placentero y salida a disfrutar de la mañana que tampoco era una mala alternativa. Ya habría tiempo de dormir en otra ocasión.

Dado que el resto de la tripulación continuaba dormitando, no dormían porque la misa se hacía sentir, me dediqué a estudiar un poco la ruta y el plan de navegación, todo ello mientras contemplaba la mañana y escuchaba la misa. Comenzaba la sensación de desconexión con la realidad cotidiana gracias al paisaje, la tranquilidad, los sonidos... En fin, una delicia.

Rumbo al mar

El programa del día era sencillísimo: relajación total. Explorar navegando léntamente la costa sur de Skorpios y Meganisi. Pasar la mañana en el mar, comer en una de las calas de la costa norte de Meganisi y después de comer pasar la tarde dando un paseo por algún pueblo cercano y llenar el tanque de agua. En fin un plan de vacaciones en un día que presentaba un aspecto formidable.

Así que levamos ancla, y fuimos navegando perezosamente hacia el mar. ¿Por qué la cadena estaba tan sucia? ¿porqué la proa estaba tan grisácea? La respuesta la tuvimos cuando al subir el ancla remolcó consigo un considerable pedazo de cieno del fondo. No cabía duda de que el ancla había agarrado bien en el fango y costó algo quitar ese cieno pegajoso del ancla. La verdad que ese fondeadero debe estar utilizándose desde tiempos de Ulises, y los sedimentos se van acumulando siglo tras siglo. Pero nada que no pudiese solucionarse.

Sorteando los barco fondeados y diciendo adiós a Vlicho pusimos rumbo al canal que separa Skorpios y Meganisi. El Jónico nos recibió bien de nuevo, con calma total y el mar como un lago. De nuevo los recuerdos de aquellas navegaciones por los embalses de Madrid. Las islas del jónico, como las orillas de los embalses, están llenas de pinos. La diferencia, la gran diferencia, es que aquí la profundidad es mucho mayor, y el agua muestra un azul intenso que hace de esta zona de navegación algo único. Además, las islas están cerca unas de otras y todo es sencillo.

Con esta perspectiva y recuerdo comenzamos a navegar por la costa sur de Skorpios. Skorpios es una isla que por sí misma no tiene nada en particular, pero es posiblemente con Ítaca la isla más famosa de esta parte del Jónico. El motivo es bien conocido; el haber sido la isla de Aristóteles Onassis. Hoy ya no lo es. Pertenece a un millonario ruso que se la compró a su hija. Por las fechas en las que navegábamos por allí pudimos ver atracado en el que fuera muelle del Cristina un moderno megayate. Al parecer la hija del magnate había celebrado recientemente una fiesta en la isla y se estaban acometiendo obras de remodelación.

No es posible desembarcar en la isla, aunque nada impide echar el ancla en su costa. No teníamos intención de hacerlo, pero por curiosidad nos acercamos a la isla y pudimos apreciar como efectívamente estaba vigilada y como las calas más atractivas estaban rodeadas por boyas, de tal manera que si uno quiere echar el ancla lo tendría que hacer a una profundidad considerable. Desde el mar la isla es bonita. Al parecer Onassis la quitó un poco su aire silvestre y la "ajardinó" y hoy, entre los pinos se pueden apreciar otras especies de árboles que rompen la uniformidad del paisaje. Después de recorrer la costa sur, decidimos que era un buen momento para tomar un baño y navegar léntamente mientras tomábamos el sol. El viento, haciendo quizá homenaje a las decenas de ingleses que navegaban por la zona, llegó con puntualidad británica y una suave brisa comenzó a soplar salpicando el paisaje de velas.

Hay que tener precaución al navegar por este canal entre Skorpios y Meganisi pues en su parte central hay una piedra sumergida, así que atentos a la carta, derroteros y GPS. No se ve nada de nada. Doy fe.

Navegando al sur de Skorpios
Pusimos rumbo a la parte norte de Meganisi, probando cómo navegaba el Pterelaos con más vueltas de lo habitual haciendo rugir sus casi 600 CV. Si uno observa un mapa de Meganisi, verá que en la costa noreste hay unos entrantes que forman unas atractivas calas. Fué ahí hacia donde nos dirigimos para comenzar los preparativos de la comida, que haríamos anclados con un cabo a tierra. Realizamos la maniobra con las precauciones necesarias y comprobando de nuevo que hay que echar una generosa cantidad de metros de cadena para que todo salga bien a la primera. El resultado es que el barco queda cerca de la costa, en la estrecha franja de costa donde el fondo se aprecia con toda nitidez. La comida transcurre con toda tranquilidad (con un poco de lucha contra la moscas de Meganisi, que al estar cerca de tierra se invitan a todos los festines).

Después de baños y un breve sestear el tiempo se nubla y el día se oscurece... Dado que necesitábamos llenar el barco de agua, habíamos decido que esa noche la pasaríamos en Odyseas Marina, un puerto deportivo que está también al norte de Meganisi. De paso aprovecharíamos las duchas y servicios del puerto. Como el tiempo había cambiado los barcos de la bahía comenzaban a levar anclas con premura y dado que en Grecia es conveniente llegar a los puertos entre las cuatro y las cinco para coger sitio, nosotros hicimos lo mismo con más calma, dado que disponiamos de la ventaja que nos daba el motor por si era necesario adelantarnos. Pero el puerto estaba muy cerca y llegamos rápidamente a Vathí que es donde se encuentra la Marina.

Vathí tiene dos puertos. La Marina, que está más cerca viniendo del mar y el puerto antiguo, muy pequeño y al que ya vimos atracados los mástiles de una flotilla de veleros y los barcos de pesca de la zona. Llamamos por radio  (Canal 72 en 2014) y solicitamos amarre. Pronto nos contestaron, vimos a alguien haciendo señales desde el muelle y atracamos utilizando las guías sin utilizar el ancla. La jornada de navegación había terminado y comenzaba la jornada turística.

Odyseas Marina

Odyseas Marina (2014)
Nos gustó esta Marina. Los encargado de atender a los barcos eran muy amables, los trámites se hicieron rápidamente y nos mostraron todos los servicios que ofrecían, indicándonos dónde estaban las oficinas, el bar y las duchas. Todo en orden. El precio de una noche en la Marina fue de unos 25 euros (2014). Para más información sobre la marina, pincha el siguiente enlace y te llevará a la web del puerto.

Después de ordenar el barco y dejar toda la burocracia solucionada tocaba tomar una copa en la terraza de la Marina, un bar con estilo chill out con vistas a la bahía de Vathí, bahía que poco a poco se fue llenando de ingleses, que con diferencia son los navegantes mayoritarios por estas aguas (más incluso que los griegos). Después ducha, paseo por el pueblo y cena en la taverna Stavros adornada con todo tipo de banderas de empresas de chárter. Al entrar la clásica conversación:

.- Italians?
.- No, Spanish...
.-Ah, Real Madrid, Barcelona?
.-Real Madrid, Atlético de Madrid y Deportivo de la Coruña...
El fútbol, otro idioma internacional...

El restaurante es recomendable, pues la comida era sabrosa y fresca. Al preguntar si el pescado era fresco, nos llevaron a la cocina para que comprobáramos lo que tenían fresco y congelado. Nos invitaron a cerezas de la zona y degustamos pescado y yogurt con miel.  Esa tarde cayó la tormenta que llevaba amenazando todo el día. Truenos y un copioso chubasco que dejaron el ambiente fresco.